Para enfrentarnos o adaptarnos a circunstancias especiales (rupturas, estrés en el trabajo, enfermedades…).
Para eliminar determinados síntomas que nos generan malestar (ansiedad, miedo, desánimo, dependencia emocional, fobias…).
Para crecer personalmente, evolucionar, realizarnos y mejorar nuestra calidad de vida.